miércoles, 2 de mayo de 2012

El Marxismo en la Filosifía

La filosofía marxista en su concepto, se ocupa de la naturaleza misma del marxismo, excediendo el campo tradicionalmente ocupado por la filosofía. Para dar el aspecto filosófico marxista o materialista dialéctico, es la lucha en contra de lo idealista y dualista por ser considerados como arma de la burguesía para debilitar el poder del proletariado, en las cuales hay varias tesis:
  • La existencia de una materia independiente al pensamiento, considerado como materia consciente.
  • El desarrollo de la materia consciente por oposiciones o negados sucesivos.
Una extensión de ese materialismo dialéctico es el materialismo histórico, que lo pone en orden a la vida social determinado por las contradicciones en los modos y relaciones de producción, por lo que se desemboca en la lucha de clases, aplicado a la economía preconizada en el socialismo científico de Marx.
Karl Marx y sus ideas filosoficas:
Una interpretación sobre el desarrollo de la obra de Marx, proveniente del francés Louis Althusser, considera que los escritos de Marx se dividen en dos vertientes. Esta interpretación es relevante en la exegética marxista, pero a la vez es muy polémica y pocos autores la mantienen al día de hoy. Althusser encuentra dos etapas:
1 - Marx joven (hasta 1845) período en que estudia la alienación (o enajenación) y la ideología, desde una perspectiva cercana al humanismo influida en gran parte por la filosofía de Ludwing Feuerbach.
Paralelamente a estas ideas describe al hombre con diversas concepciones: lo considera un ser real de carne y hueso; es únicamente el resultado de la historia económica, un predicado de la producción de la misma historia.
Piensa que el hombre se realiza modificando la naturaleza para satisfacer sus necesidades en un proceso dialéctico en que la transformación de agente y paciente es transformación mutua. La autogeneración del hombre es un proceso real, histórico – dialéctico, entendiéndose la dialéctica como proceso y movimiento a través de la superación sintética de las contradicciones.
Cuando Marx habla de 'realidad' hace referencia al contexto histórico social y al mundo del hombre. Asegura que el hombre es sus relaciones sociales.
Para Marx, lo que el hombre es no puede determinarse a partir del espíritu ni de la idea sino a partir del hombre mismo, de lo que éste es concretamente, el hombre real, corpóreo, en pie sobre la tierra firme. El hombre no es un ser abstracto, fuera del mundo sino que el hombre es en el mundo, esto es el Estado y la sociedad.
La libertad, la capacidad de actuar eligiendo, está limitada a las determinaciones históricas, pero es, al mismo tiempo, el motor de aquéllas cuando las relaciones sociales y técnicas entran en crisis.
Dios, la Filosofía y el Estado constituyen alienaciones en el pensamiento, alienaciones dependientes de la alienación económica, considerada para Marx única enajenación real.
En líneas generales, Marx defiende la idea de que la alienación empobrece al hombre sociohistórico negándole la posibilidad de modificar aspectos de los ámbitos en los que se ve involucrado, provocándole una conciencia falsa de su realidad. Sin embargo, éste es un hecho que puede suprimirse.
Políticamente, el pensador alemán aboga por una sociedad comunista. Entre el hombre alienado (aquel que no coincide consigo mismo) y el hombre comunista (aquel que finalmente es igual a hombre) se coloca el proceso transformador. Sólo en la sociedad comunista habrá desaparecido toda alienación.
2 - Marx maduro (1845-1875): Según Althusser, 1845, el año de La ideología alemana y las Tesis sobre Feuerbach, marca la ruptura epistemológica (concepto tomado de Gaston Bachelard). A partir de la cual Marx rompe con su etapa anterior, ideológica y filosófica, e inaugura un período científico en el cual desarrolla estudios económicos e históricos usando el método del materialismo histórico. Como diría Althusser, Marx inaugura el continente historia.
Este es, eminentemente, el período de su magna obra: El capital. Crítica de la economía política. No hay que olvidar, por otro lado, los textos de los que esta obra surge: la Contribución a la critica de la economía política (que dará material para el primer capítulo de El capital) o los Grundrisse, cuyo tardío descubrimiento dio mucho que hablar sobre las continuidades de Marx con su primera etapa, y proporcionó argumentos a los críticos de la ruptura epistemológica. Durante su etapa de madurez, la obra de Marx se vuelve más sistemática y surgen sus conceptos económicos más destacados: la teoría del valor, la explotación como apropiación de plusvalía, o la teoría explicativa sobre las crisis capitalistas.
Sin embargo otros autores, incluido Erich Fromm, niegan la "ruptura epistemológica" y sostienen que la idea de enajenación es la fundamental durante todo el pensamiento de Karl Marx. Más cercanos al humanismo, no consideran que haya un joven y un viejo Marx y reivindican la continuidad de su obra alrededor de un concepto del hombre y su enajenación en el capitalismo.

La filosofía de Descartes

"Pienzo y Existo"
El objetivo de Descartes era el logro de la verdad filosófica mediante la razón. Pretendía construir una filosofía que asegurase el conocimiento perfecto de todas las cosas que el hombre puede conocer.
Las dos grandes operaciones de la mente son: la intuición, que es un ver con claridad y con distinción, que no deja lugar a dudas, y la deducción, que es toda inferencia necesaria a partir de otros hechos que son conocidos con certeza. El método propuesto por Descartes, que es válido para todas las ciencias, consiste en reglas para emplear correctamente esas dos operaciones mentales. Las reglas del método son: Evidencia (no aceptar como verdadero nada que no se conozca con total evidencia), Análisis (hemos de reducir las ideas compuestas a ideas simples), Síntesis (conociendo intuitivamente las proposiciones más simples hay que intentar buscar todas las demás) y Enumeración.
Descartes afirma que, para lograr una primera verdad de donde se deduzcan las demás, hay que empezar dudando de todo aquello que se pueda dudar (de lo que se percibe por los sentidos, de la imposibilidad de diferenciar la vigilia del sueño y de los propios razonamientos, ya que puedo concebir que exista un genio maligno que me engañe al pensar incluso en proposiciones matemáticas). La duda cartesiana es universal, metódica, teorética y provisional.
Encontró la primera verdad en el cogito: "Yo no puedo dudar de que pienso, ni de que, al pensar, estoy existiendo". Sugiere como regla general que todo aquello que percibimos con claridad y distinción es verdadero. El pensamiento siempre piensa IDEAS que pueden ser de tres tipos: adventicias (parecen provenir de la experiencia sensible), facticias (provienen de la imaginación y voluntad) e innatas.
Descartes se propone examinar, si hay un Dios que tenga al menos tanta realidad objetiva como la idea del yo, un Dios, no engañador, que le asegure la certeza del resto de las cosas. Estableció tres pruebas a partir de la idea de Dios, que es innata al alma.
  1. Si dudo es porque me concibo como un ser limitado, imperfecto y finito, pero no sería posible tener el concepto de lo finito sin la idea de lo infinito, luego ha de existir un ser tenga esas perfecciones (Dios).
  2. El argumento ontológico afirma que la existencia es en sí misma una de las perfecciones divinas y pertenece a la esencia divina.
Una sustancia es una cosa que no requiere ninguna otra para existir. Este concepto sólo puede aplicarse con rigor a Dios, pero Descartes extiende esta concepción de sustancia, por analogía, a los seres finitos, que sólo necesitan de Dios para poder existir. Distinguió entre tres clases de sustancias: res infinita (sustancia infinita y necesaria), res cogitans (sustancia pensante) y res extensa (sustancia extensa).
Dudo de la existencia de mi cuerpo y del mundo, porque esto lo percibo por los sentidos. Dios es garantía de verdad de la existencia de objetos corpóreos. El pensamiento no necesita del cuerpo para existir, luego es una sustancia y por lo tanto, el alma (sustancia pensante) es independiente del cuerpo y, sin embargo, cuerpo y alma están unidas. Esa unidad ha de ser por una parte accidental (dada la independencia de las dos) y, por otra parte, una unidad íntima (la misma realidad que piensa es la que siente). Para Descartes esta unión se establece a través de la glándula pineal, que está en el cerebro y es la sede del alma.
Para Descartes, Dios es la primera causa del movimiento del mundo y siempre conserva en él la misma cantidad de movimiento. De aquí se derivan las tres leyes de la naturaleza, que son obtenidas a priori, no por inducción.

Georg Wilhelm Friedrich Hegel

Nacio en Alemania en 1770 y murio en 1831.
Hegel estudió primero en el instituto de su ciudad natal, y entre 1788 y 1793 siguió estudios de teología en Tubinga, donde fue compañero del poeta Hölderlin y del filósofo Schelling, gracias al cual se incorporó en 1801 como docente a la Universidad de Jena, que sería clausurada a la entrada de Napoléon en la ciudad (1806).
Al tiempo que se introducía en la obra de pensadores como Schiller, Herder, Lessing y Kant, Hegel compartió con sus compañeros el entusiasmo por la Revolución Francesa. Aunque al principio se hallaba muy próximo al idealismo de Fichte y Schelling, a medida que fue elaborando su propio sistema filosófico, ya profesor en la Universidad de Heidelberg (1816-1818) y luego en Berlín (1818-1831), se alejó progresivamene de ellos.
El propio Hegel calificaba el idealismo de Fichte de «subjetivo», el de Schelling de «objetivo» y el suyo como «Absoluto» para denunciar la incapacidad de éstos para resolver la contradicción, tarea que para él constituía el objetivo último de la filosofía: «La supresión de la diferencia es la tarea fundamental de la filosofía».
Hegel es el último de los grandes sistemas concebidos en la historia de la filosofía. La «contradicción» significa aquí el conjunto de oposiciones que había venido determinando la historia de las ideas desde el pensamiento clásico: lo singular y lo universal, la Naturaleza y el Espíritu, el bien y el mal, etc. La superación de la contradicción debe llevarse a cabo a partir del pensamiento «dialéctico», cuyas fuentes están en Heráclito y en Platón. para Hegel «la filosofía tiene que dejar de ser "tendencia" al saber para ser un efectivo y pleno "saber", para ser ciencia (Wissenschaft)». Hegel parte de la realidad como un todo (monismo) compuesto por partes integrantes cuyo sentido sólo puede ser aprehendido por remisión a la totalidad en la que se inscriben.
Pero, a diferencia de sus antecesores, concibe una totalidad dinámica: cada cosa llega a ser lo que es en el seno de un continuo devenir, un proceso que es producto de la diferencia, del carácter constitutivamente contradictorio del ser. El movimiento esencial del ser es dialéctico, por cuanto expresa la pugna interna entre las partes para reducir su oposición a unidad. Dado que el pensamiento debe aprehender una realidad en movimiento, Hegel desarrolla una lógica que permite conocer el ser (el Absoluto) sin excluir el devenir y el cambio.

domingo, 22 de abril de 2012

Descripción, Argumentación, Narración, Exposición.

Descripción: Describir es explicar, de forma detallada y ordenada, cómo son las personas, los lugares o los objetos. La descripción sirve sobre todo para ambientar la acción y crear una atmósfera que haga más creíbles los hechos que se narran.
Clasificación de descripciones
Tipos de descripción:
Descripción denotativa u objetiva: El emisor informa sobre las características de lo descrito, intentando ajustarse a la realidad y sin realizar valoraciones personales. Es propia de los textos científicos y técnicos. Tiene una finalidad informativa:pretende mostrar la realidad tal como es.
Descripción connotativa o subjetiva: El emisor da su visión particular sobre lo que describe, escogiendo los rasgos que más le interesan y añadiendo las impresiones que esos rasgos le producen. Suele utilizar un lenguaje poético, con abundancia de figuras retóricas.






















Argumentación:                                                                                                                                                              La argumentación es un tipo de exposición que tiene como finalidad defender con razones o argumentos una tesis, es decir, una idea que se quiere probar.
Cómo se organiza una argumentación

  • Exposición de la tesis. Debe ser breve y clara.
  • Cuerpo de la argumentación. Contiene las razones que apoyan la tesis.
  • Conclusión. Consiste en reafirmar la tesis, una vez razonada.

Narración:
Se denomina narración al resultado de la acción de narrar, esto es, de referir lingüística o visualmente una sucesión de hechos que se producen a lo largo de un tiempo determinado y que, normalmente, da como resultado la variación o transformación, en el sentido que sea, de la situación inicial.
Mientras que desde la perspectiva semiológica la narración se puede realizar con cualquier clase de signos, la lingüística considera que un "texto narrativo" responde a una clasificación basada en la estructura interna donde predominan secuencias narrativas. Estas secuencias se construyen mediante el signo lingüístico, lo que deja fuera el carácter narrativo que pudiera presentar un cuadro o imagen, como La liberté guidant le peuple (La libertad guiando al pueblo), cuadro de Eugène Delacroix.


Exposición: Una exposición es un acto de convocatoria, generalmente público, en el que se exhiben colecciones de objetos de diversa temática (tales como: obras de arte, hallazgos arqueológicos, instrumentos de diversa índole, maquetas de experimentos científicos, maquetas varias,temas de debate, etc.), que gozan de interés de un determinado segmento cívico o militar o bien es masivo o popular. Una exposición permanente, organizada y estructurada generalmente histórica o costumbrista constituye una institución llamada museo. Exposición, es también referido al acto en el que una persona habla, expone o desarrolla un relato ante un auditorio.

viernes, 30 de marzo de 2012

creacion del imperio austriaco

Ahora que ya vimos la historia de los austrias les diré como se formo.
Se llevaron a cabo cambios en la configuración de la naturaleza del Imperio austríaco durante las conferencias en Rastatt (1797-1799) y Ratisbona (1801-1803). El 24 de marzo de 1803, el retiro Imperial fue declarado,  redujo considerablemente el número de territorios administrativos de 81 a 3 y de las ciudades imperiales de 51 a 6. Esta medida estaba destinada a sustituir la vieja constitución del Sacro Imperio Romano Germánico, pero la consecuencia real del Retiro Imperial fue el fin del Sacro Imperio Romano Germánico. Teniendo en cuenta un cambio significativo, Francisco II creó el título de Emperador de Austria, y sus sucesores fueron abandonando el título de emperador del Sacro Imperio Romano Germánico a partir del 1806.
La caída y la disolución del Imperio se vio acelerada por la intervención francesa en el Imperio, en septiembre de 1805. El 20 de octubre de 1805, un ejército austríaco encabezado por el general Karl Mack von Leiberich fue derrotado por los ejércitos franceses cerca de la ciudad de Ulm. La victoria francesa resultó en la captura de 20.000 soldados de Austria y de muchos cañones. El ejército de Napoleón obtuvo una nueva victoria en la Batalla de Austerlitz, el 2 de diciembre de 1805. A la luz de estos acontecimientos, Francisco se vio obligado a negociar con los franceses del 4 de diciembre al 6 de diciembre de 1805. Estas negociaciones concluyeron con un armisticio el 6 de diciembre de 1805.
Las victorias francesas alentaron a gobernantes de ciertos territorios imperiales para hacer valer su independencia formal del Imperio. El 10 de diciembre de 1805, el príncipe elector de Baviera, que era duque, se proclamó rey, seguido por el elector duque de Württemberg, el 11 de diciembre. Finalmente, el 12 de diciembre, al margrave de Baden se le dio el título de Gran Duque. Además, cada uno de estos nuevos países firmó un tratado con Francia y se convirtieron en aliados franceses. El Tratado de Presburgo entre Francia y Austria, firmado en Presburgo (hoy Bratislava, Eslovaquia) el 26 de diciembre, amplió el territorio de los aliados alemanes de Napoleón, a costa de la derrotada Austria.
El 12 de julio de 1806, se estableció la Confederación del Rin, comprendía 16 países y soberanos. Esta confederación, bajo la influencia francesa, puso fin al Sacro Imperio Romano Germánico. El 6 de agosto de 1806, incluso Francisco tuvo que reconocer el nuevo estado de cosas y proclamó la disolución del Sacro Imperio Romano Germánico.
Cuando, el 11 de agosto de 1804, Francisco II asumió el título del primer emperador de Austria, el imperio se extendía desde la actual Italia a la actual Polonia y los Balcanes. La composición multinacional del Imperio se ilustra por el hecho que su población se componía de alemanes, checos, polacos, rumanos, húngaros, italianos, ucranianos, croatas, eslovacos, eslovenos, serbios, y numerosas nacionalidades más pequeñas. El emperador de Austria no sólo gobernaba como tal, sino que también ostentaba el título de rey de Hungría, Bohemia, Croacia, Eslavonia y Dalmacia, y comandaba el ejército multinacional del Imperio, siendo su título Kaiserliche-Königliches Armée (Imperial del Ejército Real). El Imperio tenía una estructura centralista, aunque se permitió cierto grado de autonomía a Hungría, que fue gobernado por su propia dieta, y el Tirol.

Austria

El Imperio Austríaco formó parte de la Confederación Germánica a partir de 1815, cuando el Congreso de Viena restableció las fronteras de Europa después de la derrota de Napoleón I y reorganizó la forma e ideología políticas del Antiguo Régimen.
Tras varios intentos fallidos de reforma constitucional, el Imperio austríaco se transformó en el Imperio austrohúngaro como consecuencia directa de la derrota sufrida en la Guerra Austro-Prusiana, por la que perdería el Reino de Lombardía-Venecia y toda influencia en los estados alemanes a favor de Prusia. Con la firma del Compromiso Austrohúngaro de 1867 bajo el reinado de Francisco José I nacería la monarquía dual en la que se concedería igualdad de estatus a los territorios húngaros.
El Imperio de Austria fue un imperio sucesor moderno fundamentado en un remanente del Sacro Imperio Romano Germánico, que se centró en lo que es la Austria de hoy y que oficialmente duró desde el 1804 hasta 1867. Fue seguido por el Imperio austrohúngaro, que fue proclamado después de proclamarse el Emperador de Austria también rey de Hungría, una acción diplomática que elevó el estado del reino de Hungría dentro del Imperio austríaco, como resultado de la monarquía austro-húngara de transacción de 1867. El Imperio austrohúngaro (1867-1918) fue disuelto por los vencedores al final de la Primera Guerra Mundial y se descompuso en varios nuevos estados independientes.
El término "Imperio de Austria" también se utiliza para las posesiones de los Habsburgo antes de 1804, que no tenía nombre oficial colectivo, aunque Austria es más frecuente, el término de Austria-Hungría también se ha utilizado.
El Imperio austríaco fue fundado por el monarca Habsburgo, emperador Francisco II (que se convirtió en el emperador Francisco I de Austria), como un estado que abarcaba tierras dentro y fuera del Sacro Imperio Romano Germánico. Esta fue una reacción a la proclamación de Napoleón Bonaparte del Primer Imperio Francés en 1804.
Austria y algunas partes del Sacro Imperio Romano Germánico comenzaron la campaña contra Francia y sus aliados alemanes durante la Tercera Coalición que llevó a la aplastante derrota de Austerlitz a principios de diciembre del 1805. En ese mismo mes, una tregua estaba en conversaciones.
Posteriormente, Francisco II aceptó el humillante Tratado de Presburgo (diciembre 1805), que en la práctica significó la disolución del milenario Sacro Imperio Romano Germánico, con una reorganización de los territorios perdidos de Alemania, con la huella de Napoleón, en un estado precursor de lo que se convertiría en la Alemania moderna. Estas posesiones nominalmente habían sido parte del Sacro Imperio Romano Germánico dentro de los límites actuales de Alemania; así como también tubo de aceptar otras medidas de debilitamiento de Austria y de los Habsburgo. Ciertas posesiones austriacas en Alemania pasaron a Francia y a sus aliados, el rey de Baviera, el rey de Württemberg y el Elector de Baden. Las demandas de Austria en los estados alemanes se rechazaron sin excepción.
Una consecuencia que se produjo ocho meses después, el 6 de agosto de 1806, es que Francisco II disolvió el Sacro Imperio Romano Germánico, debido a la formación de la Confederación del Rin por Francia, ya que no quería que Napoleón fuera su sucesor. Esta acción fue reconocida por Jorge III del Reino Unido que también era el Elector de Hannover, que también había perdido sus territorios alemanes alrededor de Hannover, que habían pasado a Napoleón. La parte demandante inglesa fue resuelta con la creación del reino de Hannover, que se llevó a cabo por los herederos británicos hasta la ascensión de la reina Victoria, tras la cual se dividió entre la familia real británica y Hannover.

lunes, 23 de enero de 2012

dinastia de los borbones

LOS BORBONES ESPAÑOLES DEL SIGLO XVIII
En 1700, Carlos II, el último rey de España perteneciente a la dinastía de los Austrias, tuvo que hacer testamento, ya que no había tenido ningún hijo. Ese testamento permitiría que un noble francés, Felipe de Anjou, llegara al trono español. Felipe era nieto de Luis XIV (rey de Francia desde 1643) y de la infanta española María Teresa de Austria (hija del monarca español Felipe IV). El temor a que una misma familia, la de Borbón, gobernara en Francia y en España hizo que Inglaterra, las Provincias Unidas (Holanda) y el Sacro Imperio no aceptaran, finalmente, aquel testamento y propusieran al archiduque Carlos de Austria como heredero al trono. El enfrentamiento condujo a la guerra.
Cuando finalizó la guerra de Sucesión española (1702-1714), todos reconocieron como rey de España a Felipe de Anjou (Felipe V).
A continuación, puedes consultar la relación de los soberanos españoles de la dinastía de Borbón del siglo XVIII (entre paréntesis, los años de su reinado).
Felipe V (1700-1746, con un breve paréntesis en 1724). Luis I (1724). Fernando VI (1746-1759). Carlos III (1759-1788). Carlos IV (1788-1808).
Estos monarcas realizaron una política de profundos cambios en todos los campos (¿has oído hablar del reformismo Borbónico?) para que España recuperara su prestigio en Europa. Este reformismo alcanzó su apogeo durante los reinados de Fernando VI y Carlos III, que prestaron especial atención a la extensión de las reformas a la América española.
En un primer momento, Felipe V tuvo consejeros franceses, pero pronto fueron relevados por políticos españoles. Entre los principales ministros reformistas españoles del siglo XVIII, conviene que recuerdes a José Patiño, al marqués de la Ensenada, al conde de Floridablanca, al conde de Aranda y, sobre todo, a Gaspar Melchor de Jovellanos, máximo representante del pensamiento español durante la Ilustración.
El reinado de Carlos IV estuvo marcado por su coincidencia en el tiempo con la Revolución Francesa y con las tensiones que se crearon en Europa. En España se produjo una profunda crisis, que incluso generó el enfrentamiento entre Carlos IV y su hijo, el futuro Fernando VII. A ello se sumó la ocupación de España por las tropas francesas de Napoleón I Bonaparte, que pretendía destronar a los Borbones e incluir España en el territorio dominado por Francia.
LOS BORBONES ESPAÑOLES DE LOS SIGLOS XIX, XX Y XXI
En 1808, Carlos IV y Fernando VII entregaron a Napoleón sus derechos al trono. Napoleón coronó a su hermano, José I, y los españoles se rebelaron contra esta situación: comenzaba la guerra de la Independencia (1808-1814). Cuando la contienda acabó, con la derrota francesa, Fernando VII regresó al trono español. Su reinado, a partir de entonces, se caracterizó por un marcado absolutismo (sistema político en el que el poder está en manos de una sola persona), como respuesta a la aparición del liberalismo que había divulgado la Revolución Francesa.
Cuando Fernando VII murió, en 1833, le sucedió su hija, Isabel II. Durante su reinado, el liberalismo se instauró definitivamente en España. Isabel II fue derrocada en 1868 por una revolución. Pero los Borbones volverían a reinar en España a partir de 1875, cuando se produjo su restauración en el trono. Los soberanos de la Restauración fueron el hijo de Isabel II, Alfonso XII (que reinó entre 1875 y 1885), y el hijo de éste, Alfonso XIII, el cual renunció en 1931.
Comenzó entonces un periodo de la historia de España (1931-1975) en el que el Estado no fue una monarquía. Tras la II República (1931-1939) y el franquismo (1939-1975), se produjo la segunda restauración de los Borbones. España volvió a ser una monarquía, encabezada por el rey Juan Carlos I (nieto de Alfonso XIII), durante cuyo reinado se produjo la transición a la democracia. El heredero de la corona española es su hijo, Felipe de Borbón y Grecia, cuyo nombre regio habrá de ser Felipe VI.